Hundimiento el 17 de diciembre de 1939

Batalla del Río de la Plata

A las 05:30 de la mañana del 13 de diciembre de 1939 los vigías del «Admiral Graf Spee» vieron dos mástiles a estribor. Langsdorff supuso que se trataba de la escolta de un convoy que se mencionaba en los papeles del Tairoa. Sin embargo, a las 05:52 identificaron al crucero pesado británico Exeter, que navegaba acompañado de otros dos buques de menor tamaño, que en principio se identificaron como cruceros clase Leander. Langsdorff descartó huir y ordenó zafarrancho de combate.25​ A las 06:08 los británicos avistaron al Admiral Graf Spee y el comodoro Henry Harwood separó a sus unidades para dividir el fuego de los seis poderosos cañones de 280 mm del corsario alemán.​ El Admiral Graf Spee comenzó disparando su batería principal contra el Exeter y sus baterías secundarias contra el Ajax a las 06:17. Tres minutos después el Exeter respondió, seguido muy poco después por el Ajax y el “Achilles”. En los siguientes treinta minutos el Admiral Graf Spee consiguió hacer tres impactos directos al Exeter que deshabilitaron sus dos torretas delanteras, destruyeron su puente de mando y la catapulta para las aeronaves, además de provocar graves incendios. El Ajax y el “Achilles”entonces acortaron distancias para aliviar el fuego sobre el dañado Exeter.

Langsdorff pensó que los dos cruceros ligeros pretendían atacar con torpedos y decidió tender una cortina de humo para ocultar su nave.​ Esta breve tregua permitió al Exeter retirarse de la acción, pues para entonces tan solo disparaba una de sus torretas y contaba 61 muertos y 23 heridos en su tripulación.​ Hacia las 07:00 el Exeter regresó al combate disparando desde sus cañones de popa. El Admiral Graf Spee concentró otra vez sus salvas en el crucero pesado enemigo y volvió a impactarle, obligándolo a una segunda retirada cuando ya escoraba a babor. A las 07:25 el buque alemán hizo blanco en el Ajax y averió sus cañones traseros. En ese momento paró el combate y el Admiral Graf Spee se retiró al estuario del Río de la Plata mientras que los dañados cruceros de Harwood permanecieron alejados, pero alerta para evitar cualquier intento de fuga. En el transcurso de la batalla el corsario germano había recibido unos setenta impactos que habían matado a 36 de sus tripulantes y herido a más de 60,28​ entre ellos el propio Langsdorff, con heridas de metralla sufridas mientras dirigía su nave desde el puente de mando.​ El comodoro Henry Harwood había ordenado impactar contra el timón del Admiral Graf Spee lo que convertía al acorazado germano en una nave ingobernable. O sea, había perdido la maniobrabilidad necesaria en todo combate naval.

Hundimiento

En vista de los daños sufridos por su nave y las numerosas bajas en su tripulación, Langsdorff decidió atracar en el puerto de Montevideo para realizar las reparaciones necesarias y evacuar a los heridos. La mayoría de impactos de proyectil solo causaron daños estructurales menores y desperfectos superficiales, pero la planta purificadora de combustible, necesaria para el correcto funcionamiento de los motores, había resultado destruida. También quedó inservible la planta desalinizadora, lo que hacía muy complicado el largo viaje de regreso a Alemania. Un impacto en la proa también dificultaba la navegabilidad del buque en la mar picada del Atlántico. A todo esto, se sumaba que el combate había mermado notablemente las reservas de munición.

Tras llegar a puerto los heridos fueron trasladados a hospitales y los muertos enterrados con honores militares. Los marineros aliados que todavía estaban cautivos a bordo del Admiral Graf Spee fueron liberados. Las reparaciones que necesitaba el buque llevarían un par de semanas, pero los servicios británicos de inteligencia se pusieron en marcha para convencer a Langsdorff que estaba rodeado por numerosas fuerzas enemigas que se estaban concentrando para acabar con su nave si intentaba salir del puerto de la capital uruguaya. Para ello el Almirantazgo británico emitió una serie de mensajes en radiofrecuencias que sabían que serían interceptadas por la inteligencia alemana. En realidad, las unidades navales británicas que podrían acabar con el crucero alemán, que eran el portaaviones Ark Royal y el crucero de batalla Renown, estaban a una enorme distancia de 2.500 millas náuticas (4.600 km) que les impediría intervenir a corto plazo. Creyendo ciertos los mensajes británicos, Langsdorff discutió sus opciones con sus comandantes de Berlín, y que no eran otras que intentar romper el bloqueo británico y pedir asilo en la cercana Buenos Aires, donde el gobierno argentino podría internar el buque, o echar a pique la nave en el estuario del Río de la Plata.

Langsdorff no estaba dispuesto a arriesgar la vida de su tripulación y optó por hundir el Admiral Graf Spee. El capitán sabía que Uruguay era una nación neutral en la guerra, pero también que su gobierno mantenía buenas relaciones con el Reino Unido y que si permitía que los uruguayos internaran el buque, estos dejarían entrar en él a los oficiales de inteligencia británicos.29​ Según el artículo 17 de la Convención de La Haya,31​ el Admiral Graf Spee solo podía permanecer por un período de 72 horas en Montevideo para ser reparado antes de que pudiera ser internado hasta el fin del conflicto.32​ Por ello, el 17 de diciembre de 1939 Langsdorff ordenó la destrucción de todo el equipamiento importante del buque y la munición que restaba en la santabárbara fue repartida por toda la nave en preparación de su hundimiento deliberado. Al día siguiente el capitán y cuarenta miembros de la tripulación alejaron el crucero del puerto en busca de aguas más profundas y detonaron las cargas.33​ La tripulación fue recogida por el carguero Tacoma y a las 20:55 el Admiral Graf Spee fue echado a pique. ​ 20.000 personas fueron testigos de las explosiones y la enorme columna de humo negro que envolvió al que una vez fuera buque insignia de la marina alemana.

Dos días después, 20 de diciembre, Langsdorff se suicidó de un disparo en la habitación de un hotel de Buenos Aires, vestido con su uniforme de gala y tumbado sobre la bandera de combate del buque.33​ A finales de enero de 1940 el todavía neutral crucero estadounidense Helena arribó a Montevideo y su tripulación visitó los restos del Admiral Graf Spee y conoció a los tripulantes alemanes, que seguían en la capital uruguaya.Los marinos germanos fueron trasladados a Argentina, donde permanecieron internados el resto de la guerra.

El pecio

El pecio del Admiral Graf Spee fue parcialmente desguazado in situ entre 1942 y 1943.7​ El gobierno británico compró al alemán los derechos de salvamento por 14 000 libras usando como tapadera una empresa de ingeniería de Montevideo. Los británicos habían quedado impresionados por la precisión de los disparos del Admiral Graf Spee durante la batalla y esperaban encontrar su telémetro. Los británicos utilizaron los hallazgos en los restos del buque alemán para desarrollar contramedidas bajo el liderazgo de Fred Hoyle y el proyecto de radar británico, aunque el almirantazgo británico se quejó por lo desorbitado del precio pagado por los derechos de salvamento.

Los restos del buque −ubicados en 34°58.3′S, 56°17.9′O− suponen un peligro para la navegación y por ello se encuentran señalizados con una boya luminosa de peligro aislado −luz blanca, dos destellos cada diez segundos− al este, y una boya ciega al oeste.36​ En febrero de 2004, un equipo de salvamento financiado tanto por empresas privadas como por el gobierno uruguayo comenzó los trabajos para recuperar el pecio del Admiral Graf Spee. La primera gran parte rescatada fue el enorme telémetro de artillería, de 27 toneladas de peso, sacado del agua el 25 de febrero y hoy expuesto en el puerto de Montevideo. El 10 de febrero de 2006 se recuperó una enorme escultura de águila de más de dos metros hecha de bronce que estaba colocada originalmente en el espejo de popa del buque.​ En 2019 el gobierno uruguayo y la expedición que halló el águila llegaron a un acuerdo para subastarla, pero solo podrá ser adquirida por entidades académicas como museos.

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